Hay una Guerrera que anda perdida entre las horas vacías de un quehacer que secuestra a sus trazos y a sus colores, a esos que brotan de sus cabellos y luego se convierten en historias animadas.
Hoy la Guerrera ha pasado al silencio y no se deja distraer por lo importante, por las calles saturadas de sombrillas, por las flores que en la lluvia esperan sin paciencia a la primavera, por los charquitos en el pavimento, por los zapatos mojados y rotos.
Me pregunto qué será de la Guerrera, que recorre las calles en bicicleta y sale a jugar con la nieve, que se disfraza de princesa y también de duende celta, que calla mientras se abraza y se contempla.
Extraño a la Guerrera que se esconde en el misterio, a su voz y a su sonrisa, a su indecisión y a su fuerza, a su fuego que no se apaga, a sus batallas que no terminan, a la que quiere ser y sueña, a la que hoy anda perdida.